La mitología griega es el conjunto de mitos y leyendas
pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la
naturaleza del mundo, los orígenes y el significado de sus propios cultos y
prácticas rituales. Formaban parte de la religión de la Antigua Grecia.
La mitología griega se conoce en la actualidad
primordialmente por la literatura griega y por representaciones míticas sobre
medios plásticos fechados desde el periodo geométrico en adelante.
Contada en un cronología coherente, la mitología griega
comienza, lógicamente, con el relato Teogonía, escrito por el poeta Hesíodo.
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Busto de Hesíodo. |
Teogonía es el relato más completo de los primeros mitos griegos, tratando de la creación del
mundo, el origen de los dioses, los Titanes y los Gigantes, incluyendo
elaboradas genealogías, relatos populares y mitos etiológicos.
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Busto de Homero. |
Entre las fuentes literarias más antiguas están los dos poemas épicos de Homero, la Ilíada y la Odisea. Otros poetas completaron el "ciclo épico", pero estos poemas menores posteriores se han perdido casi en su totalidad.
Aunque las autocontradicciones de estas historias hacen imposible una línea temporal absoluta, sí puede discernirse una cronología aproximada. La historia mitológica del mundo puede dividirse en tres o cuatro grandes periodos:
Primer período: "Los mitos de origen o edad de los
dioses", conformado por Teogonías, "nacimiento de los dioses",
mitos sobre los orígenes del mundo, dioses y la raza humana.
Segundo período: "La edad en la que los hombres y
dioses se mezclaban libremente", constituida por historias de las primeras
interacciones entre dioses, semidioses y mortales.
Tercer gran período: "La edad heroica", donde la
actividad divina era más limitada.
Damos inicio en la narración breve de cada uno de estos
períodos con "La edad de los dioses, el origen del mundo".
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Representación de Gea, madre tierra. |
Los mitos de origen o mitos de creación representan un
intento por hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el
origen del mundo. La versión más ampliamente aceptada en la época, si bien un
relato filosófico del comienzo de las cosas, es la recogida por Hesíodo en su
Teogonía. Empieza con el Caos, un profundo vacío. De éste emergió Gea (la
Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo
(Tártaro) y el Érebo. Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo),
que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron primero los Titanes: Océano,
Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Crono.
Tras éste, Gea y Urano decretaron que no nacerían más titanes, de forma que
siguieron los Cíclopes de un solo ojo y los Hecatónquiros o Centimanos. Crono
("el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos de
Gea") castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los dioses con
su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte.
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Crono devorando a uno de sus hijos. |
El tema de conflicto padre-hijo se repitió cuando Crono se enfrentó con su hijo, Zeus. Tras haber traicionado a su padre, Crono temía que
su descendencia hiciera lo mismo, por lo que cada vez que Rea daba a luz un
hijo, él lo secuestraba y se los tragaba. Rea lo odiaba y lo engañó escondiendo
a Zeus y envolviendo una piedra en pañales, que Crono se tragó. Cuando Zeus
creció, dio a su padre una droga que lo obligó a vomitar a sus hermanos y a la
piedra, que habían permanecido en el estómago de Crono todo el tiempo. Zeus
luchó entonces contra él por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de
los Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la
victoria, condenando a Crono y los Titanes a prisión en el Tártaro.
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Zeus sentado en el trono del Olimpo. |
Zeus sufrió la misma preocupación y, después de que fuera
profetizado que su primera esposa Metis daría a luz un dios "más grande
que él", se la tragó. Sin embargo Metis ya estaba encinta de Atenea y esto
lo entristeció hasta que ésta brotó de su cabeza, adulta y vestida para la
guerra. Este "renacimiento" de Atenea fue usado como excusa para
explicar por qué no fue derrocado por la siguiente generación de dioses, al
tiempo que explica su presencia. Es probable que los cambios culturales ya en
progreso absorbieran el arraigado culto local de Atenea en Atenas dentro del
cambiante panteón olímpico sin conflicto porque no podía ser derrocado.
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Hermes y la lira. |
El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la
teogonía como el género poético prototípico —el mythos prototípico— y le atribuía
poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el arquetipo de
cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en las
Argonáuticas de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses
del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el
Himno homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los
dioses. La Teogonía de Hesíodo no es sólo el relato sobre los dioses
conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la
función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas.
La teogonía fue también el tema de muchos poemas hoy perdidos, incluyendo los
atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios videntes, que
se usaban en rituales privados de purificación y en ritos mistéricos. Hay
indicios de que Platón estaba familiarizado con alguna versión de la teogonía
órfica. Sin embargo, se esperaba silencio sobre estos ritos y creencias
religiosas, y que los miembros de la secta no hablasen sobre su naturaleza
mientras creyesen en ellos. Después de que dejaran de ser creencias religiosas,
pocos sabían sobre estos ritos y rituales. A menudo existieron alusiones, sin
embargo, a aspectos que eran bastante públicos.
Existieron imágenes sobre cerámicas y obras religiosas que
fueron interpretados o más probablemente malinterpretados en muchos mitos y
leyendas diferentes. Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas
de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados.
Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra actualmente que al
menos en el siglo V antes de Cristo existía un poema teogónico-cosmogónico de
Orfeo. Este poema intentaba superar a la Teogonía de Hesíodo y la genealogía de
los dioses se ampliaba con Nix (la Noche) como un comienzo definitivo antes de
Urano, Crono y Zeus. La Noche y la Oscuridad podían equipararse al Caos.
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Hades, dios de la guerra con Cerbero. |
Los primeros cosmólogos filosóficos reaccionaron contra, o a
veces se basaron en, las concepciones míticas populares que habían existido en
el mundo griego por algún tiempo. Algunas de estas concepciones populares
pueden ser deducidas de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la Tierra era
vista como un disco plano flotando en el río de Océano y dominado por un cielo
semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol (Helios) cruzaba los cielos como
auriga y navegaba alrededor de la Tierra en una copa dorada por la noche.
Podían dirigirse oraciones y prestar juramentos por el sol, la tierra, el
cielo, los ríos y los vientos. Las fisuras naturales se consideraban
popularmente entradas a la morada subterránea de Hades, hogar de los muertos.
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